Sunday, February 15, 2009

Uno más

Nacemos y morimos solos, y sin embargo, es justamente a la mitad de nuestra efímera existencia, cuando aquel sentimiento de soledad y nostalgia inunda nuestro sentir; tal cual este cigarro nuestra vida se va consumiendo y con ella el calor que llegué a sentir, y el ver y sentir más allá se convierte en un estigma, la vida transcurre y deseo ser uno de ellos, deseo ser ciego y tropezarme una y otra vez con el mismo obstáculo. Pese a todo, mi estigma me lleva a reflexionar acerca de lo que soy, acerca de los que somos y hacia a donde nos dirigimos, y todo parece no tener sentido, tan surreal y cruel, y no puedo hacer más que desear ser uno más, vivir día a día con las mismas pretensiones y dejar de lado aquello considerado virtud pero que no hace más que consumir la realidad; el frío viento contra mi rostro por la noche me hace recordar lo pequeño que soy y encuentro, por un segundo, consuelo, consuelo que se aleja al ver como nos consumimos, como extinguimos aquello que nos hizo geniales, y veo más allá, me hundo en el infierno. Hoy quiero destruir el ideal, alienarme y formar parte del fatídico circo, sin conciencia, sin talento y con pretensiones falsas y vanas, pues ahí radica la verdadera felicidad. Soledad, mi estigma, mi virtud y producto de mi escaso talento, escucho con atención la melodía que llama y sonroja, no es más que el sonido de una de esas noches en que las estrellas brillan y dejo de ser yo, simplemente existo y me siento tan cerca de la divinidad, de la nada, pero sobre todo tan lejos de aquello que me hace genial y me condena a un círculo vicioso de mediocre existencia: humanidad.

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