Represión y Libertá

El día de hoy, por azares del destino escuché la expresión "la tierra de la libertad"; dicha expresión me puso a pensar en lo que significa la verdadera libertad. Y para hablar de un estado de libertad, estamos obligados a pensar en la represión.

La verdadera represión no es aquella que nace de la violencia, la censura y el miedo. La forma más pura, intensa y dolorosa represión no es aquella textual, obvia y explícita, sino la que proviene de nosotros mismos, desde la profundidad de nuestro ser. Hoy nos enfrentamos a una represión más infame, producto de generaciones enteras dedicadas a la creación de una infraestructura enorme, gigantesca, que sobrepasa el comprendimiento de la mayor parte y que se traslapa a nuestro tejido. En este sentido, la represión surge en la forma de una ilusión, bastante real, de libertad; es una construcción social que nos marca la pauta de lo "correcto", lo "incorrecto", lo que es real y lo que es mentira. Creemos tener opciones, pero la libertad no está en tener opciones, la libertad está en alcanzar a discernir las opciones que tenemos, en tener criterio para decidir en qué creer y profesar. La represión pues, se anida en nosotros desde nuestro nacimiento, es una falsa percepción que sesga nuestra visión e inteligencia y que mutila nuestra verdadera libertad desde el fondo de nuestras almas.

Es ahí donde radica la grandeza de la libertad, en que es un ideal, inmutable a la corrupción, a la violencia e inclusive a la muerte: es más libre una persona con criterio y capacidad analítica confinada a una celda por lo que le resta de vida, que aquella que vive enajenado por la televisión, las marcas y el consumismo.

Hoy me declaro libre, y no por que viva en un país evolucionado y democrático, sino por que alcanzo a reconocer la deplorable situación; por que tengo la capacidad de ver más allá de lo que dicen y quieren hacer creer, por que mis barreras son mías y a pesar de ser producto y estar expuesto a la fatídica maquina creacionista, puedo ver.