Sunday, July 27, 2008

Uno, dos, tres.

-Uno, dos, tres; uno, dos, tres; uno, dos, tres.

Mis labios se aprietan al son del número tres y hacen mis dientes rechinar; y nuevamente huelo como hierro; Uno, dos, tres; uno, dos, tres.

Extraño el día, la gente, los niños; no recuerdo más que el camino, el camino de siempre, las luces de los carros me lastiman los ojos: uno más, a la cuenta de tres; y él me ve, no deja de verme, uno, dos, tres; y es lo que hago, es mi propósito es lo único que siempre he hecho, uno, dos, tres.

Y recuerdo aquel día en que ella vino; esperaba el momento, sentado, en el lugar de siempre, y se sentó conmigo, y vimos a las estrellas bailar, los carros pasaban y el viento recorría nuestros rostros. Hasta mañana. Él llega, todavía se encuentra su olor en el aire, él no lo nota; y vamos, uno, dos, tres. Uno más.

Una noche más, sentado, esperando; y nuevamente, ella camina por la carretera, me ha encontrado, y vemos las estrellas, y las luces no me ciegan más; como viene se va y él vuelve, tengo que ir, uno, dos, tres y aquel sonido.

El regreso es distinto, no dejo de pensar en ella, ni el sabor y olor a hierro que me han impregnado la disipa, observo la carretera, los carros, y las luces, ohhh sí, las luces; y siento una pesadez que aprieta mi pecho y el olor a hierro se vuelve más fuerte y me asfixia y mi respiración se marca cada vez más y no puedo esperar.

Tercera noche, lo he comprendido, es mi destino y no hay más, es lo que soy y no dejaré de ser, no es él, soy yo, somos uno mismo, y es él el que cuenta pero soy yo el que espera escuchar el número tres, apretando los labios y anticipando el momento, uno, dos, tres y nuevamente huelo a hierro. Y es ella; no quiero pero tengo que hacerlo, uno, dos, tres. Y las luces me ciegan nuevamente, y ella aparece: uno, dos, tres, ha muerto.