Wednesday, February 25, 2009

Crónica del trasero perfecto

El día de hoy he tenido una epifanía. Camino a la escuela, me topé con el caos vial que Otay representa, al desviar mi mirada por un objeto brillante, ésta se encontró con el mejor trasero de todos los tiempos: la mujer era fea, desagradable; fue ese momento en que abandoné todo tipo de pretensiones y pensé “yo sí me la echo”. Probablemente esta historia sea irrelevante, tonta y una pérdida de tiempo, sin embargo, me llama la atención como un trasero perfecto te puede hacer eliminar expectativas, presiones sociales y presunciones hedonistas y ególatras acerca de la belleza… fue en ese momento en que me dí cuenta: los Beatles estaban equivocados, amor no es lo único que necesitamos (all we need is love), para acabar con los males de la sociedad necesitamos un trasero perfecto….

Sunday, February 15, 2009

Uno más

Nacemos y morimos solos, y sin embargo, es justamente a la mitad de nuestra efímera existencia, cuando aquel sentimiento de soledad y nostalgia inunda nuestro sentir; tal cual este cigarro nuestra vida se va consumiendo y con ella el calor que llegué a sentir, y el ver y sentir más allá se convierte en un estigma, la vida transcurre y deseo ser uno de ellos, deseo ser ciego y tropezarme una y otra vez con el mismo obstáculo. Pese a todo, mi estigma me lleva a reflexionar acerca de lo que soy, acerca de los que somos y hacia a donde nos dirigimos, y todo parece no tener sentido, tan surreal y cruel, y no puedo hacer más que desear ser uno más, vivir día a día con las mismas pretensiones y dejar de lado aquello considerado virtud pero que no hace más que consumir la realidad; el frío viento contra mi rostro por la noche me hace recordar lo pequeño que soy y encuentro, por un segundo, consuelo, consuelo que se aleja al ver como nos consumimos, como extinguimos aquello que nos hizo geniales, y veo más allá, me hundo en el infierno. Hoy quiero destruir el ideal, alienarme y formar parte del fatídico circo, sin conciencia, sin talento y con pretensiones falsas y vanas, pues ahí radica la verdadera felicidad. Soledad, mi estigma, mi virtud y producto de mi escaso talento, escucho con atención la melodía que llama y sonroja, no es más que el sonido de una de esas noches en que las estrellas brillan y dejo de ser yo, simplemente existo y me siento tan cerca de la divinidad, de la nada, pero sobre todo tan lejos de aquello que me hace genial y me condena a un círculo vicioso de mediocre existencia: humanidad.